lunes, 15 de septiembre de 2008

Notas sobre textos sobre el Viaje

-Una metáfora viva, Celia Güichal

-Las figuras del viajero

-Citas sobre el viaje


Es justamente el viaje la metáfora viva de la que habla el título. Esto se apoya en la afirmación de que hay ciertas palabras “que tienen la capacidad de despertar imágenes desde algún lugar común del deseo y del misterio para comunicarlas con el plano de las ideas, los conceptos y con el territorio de los hechos y de la acción”. El viaje, afirma, es una de esas palabras capaz de “impulsar algún tipo de movimiento”, de “despertar fuerzas”.
A partir de esto, entonces, el texto toma algunos de estos movimientos y fuerzas, asociaciones, campos del conocimiento de la mente humana que se asocian al viaje y que este toca:

- La conexión del viaje con la escritura. Una misma paradoja en común, la profundidad se esconde en la superficie.

- Nombrar es ordenar, clasificar. Esta no es una acción neutra, sino que implica un ejercicio de poder. En este punto nombra a Mary Louise Pratt, quien remarca el carácter violento, aunque tal vez no demasiado evidente, de este acto en el caso de los viajes científicos y de las clasificaciones que se realizan.

- El mapa. El trazado del mapa es de alguna forma una variante al acto de nombrar. La relación territorio-mapa y la permanente tensión entre uno y otro: aunque el mapa represente al territorio, nunca llegará a serlo, siempre existirá lo imprevisto, lo real, separándolo.

- El viaje y su narración. Inseparables uno del otro desde su definición. Martín Caparrós se refiere al relato de un viaje que se realiza como una amenaza que obliga a agudizar la mirada, a afinarla, a observar aquello que no se observaría de otra forma. Esa mirada que da sentido al viaje y que se debe a la posibilidad de relatar un periplo.
Jorge Monteleone completa y refuerza lo dicho afirmando que relato y viaje son connaturales entre sí, y que es condición de existencia del viaje la posibilidad de ser narrado. Y va más allá: no sólo de ser narrado, sino de ser escrito; de ser escrito y también de ser leído.

- Regresar y narrar (vinculado con el punto anterior). La narración posterior a un viaje precisa de una distancia entre lo vivido para poder trasladarlo a palabras. Walter Benjamin es traído en este punto debido a la metáfora que este introduce: el taller medieval como espacio donde aparecen e interactúan dos figuras que conjugan las características del narrador, el maestro sedentario y el discípulo vagabundo.
Es importante que en este espacio del taller medieval que propone Benjamin, lo que sucede es que encuentran expresión las condiciones de escucha ideales, es el centro de la red de transmisión de la narración. Actualmente, debido a la falta de un espacio tal, esta red se encuentra desarmada, faltan esas condiciones de escucha.

- Viaje como forma de saber. Forma de conocimiento que implica el cuerpo, un saber indiciario. Carlo Ginzburg desarrolla esta noción. Estos conocimientos, según Ginzburg, se basan en la experiencia (se guía por indicios, huellas, señales, etc.) , no pueden ser formalizados como cualquier otro saber. La figura que representa este tipo de saberes del hombre, se encarna en la del cazador.

- Viaje y escritura. Escritura como forma de viaje. Elementos comunes a escritura y viaje.
El trazado del mapa se hace presente en ambos ámbitos con esa doble dimensión entre el orden y la planificación y lo imprevisto y la necesidad de que esto aparezca.
Marc Augé habla de la urgencia de aprender y volver a viajar a lugares cercanos, para así aprender a ver. Escritura y viaje como formas de aprender a ver.
Para viajar no es necesario recorrer grandes distancias, sino cruzar una zona de frontera. Frontera física, geográfica. Frontera literaria, el comienzo y el final de un texto, etc. La zona de frontera representa peligro, no hay regreso a las cosas como eran antes una vez que se cruza la frontera (caso de Rodolfo Walsh).

- Viaje y lectura. Indisociables. Viaje atravesado por entramados previos, Cardona dice “impresión de dèja vu”, se repiten situaciones narradas y hasta las propias palabras que se utilizan para hacerlo.
Ford se refiere a la frontera en este ámbito: cuando se cruza el umbral entre lectura y experiencia.

Así es que en los siguientes dos textos, Las figuras del viajero y Citas sobre el viaje, lo que encontramos son citas y definiciones que completan las “categorías” o los puntos importantes marcados en Una metáfora viva, en relación al viaje. Recopilan ejemplos más concretos de las fuerzas que el viaje como metáfora viva, de acuerdo a la definición dada, genera.
Mientras que el primero de estos dos textos describe y define en forma de entradas de diccionario (de hecho, algunas de las definiciones están extraídas de uno) las diferentes formas que el viajero puede tomar, el segundo expone citas que hacen referencia al viaje, algunas de las cuáles aparecen en Una metáfora viva y que aquí se ven ampliadas. Además, la mayoría de los subtítulos que organizan las citas a lo largo del texto, coinciden con los puntos de importancia del texto de Celia Güichal que expuse en estas notas.