lunes, 10 de noviembre de 2008

Sobre el ensayo y "De la voz al género" de Liliana Weinberg

- El Ensayo como forma discursiva puede invadir, mezclarse con otros géneros mimetizándose y borrando los límites entre ellos. De ahí una de las dificultades al definirlo.

“Es innegable que el ensayo, lejos de 'replegarse' en el sistema literario, avanza y se expande hasta permear otras formas discursivas. (…) ¿Dónde acaba el ensayo y comienza la ficción en Torri o Borges?”

“ (…) el ensayo es ‘literatura en potencia’ y se trata de un género marginal y contestatario, imposible de ‘domesticar’ sin que se lo desvirtúe y que no necesariamente está ligado por su origen al campo de lo estrictamente literario.”



- El Ensayo exige una actitud activa por parte de quien lee.

“El ensayo precisa de nosotros, sus lectores, para que se comprendan sus claves, sus guiños, sus debates, sus obsesiones, sus salvaciones: el ensayo, epifanía del sentido, nos necesita para que se produzca el milagro.”



- El Ensayo presenta posibilidades, funciones únicas, que sólo él ofrece, frecuentemente vinculadas a juicios de valor y en relación con lo subjetivo.

“(…) hay cosas que sólo el ensayo, con sus medios específicos, nos puede dar. El ensayo lleva una firma: el ensayo es ejercicio de responsabilidad por la interpretación de la cosa pública. El ensayo es una puesta en valor: no es nunca ejercicio literario gratuito y neutral, sino que antes bien examen de los más diversos temas desde el mirador del compromiso. El ensayo es interpretación: es ejercicio permanente de confrontación entre nuestros saberes y los nuevos datos que nos aporta la experiencia. El ensayo es diálogo, es mirada, es comprensión. El ensayo es ejercicio de memoria y de imaginación, y es siempre forma de recuperación de la comunidad perdida y restitución del sentido fracturado.”



viernes, 31 de octubre de 2008

Sobre el trabajo de argumentación: Notas de escritura


Objeto de la controversia:
Universidad Pública vs Universidad Privada: El papel de la UBA

Tesis principal sostenida:
La UBA cumple un papel fundamental en el proyecto de un país y una sociedad más igualitarios, desarrollados e independientes.



Releyendo el texto, me es posible reflexionar acerca de lo escrito desde otro lugar.
La cuestión de la universidad pública es un tema que me toca muy de cerca, simplemente por el hecho de tener la firme convicción de que es absolutamente fundamental, justo y necesario que exista. Debido a esto, reconozco que mis argumentos pueden llegar a volverse demasiado subjetivos, hasta emocionales, que llego a demonizar a las universidades privadas al calor de mi certeza. Incluso durante la escritura pude ver esto, sin embargo no intenté aplacar el impulso, lo dejé salir. Coincidió la escritura del texto con mi lectura de algunos textos del cuadernillo de Ensayo, particularmente con el de Umberto Eco, que dispararon ciertas reflexiones sobre el género (aunque después de estas lecturas, ya no sé si el ensayo debe ser llamado “género”), sobre cómo debía escribir mis textos argumentativos. Creo que cierto tono dramático, emocional, como dije antes, aún cuando no sea lo más apropiado para la tarea, es efectivo e interesante a la hora de la persuasión, de sentar una posición. Que desencadene acuerdos o desacuerdos en los lectores, es otro tema, pero me resulta atractivo el intentar plantear una polémica, y no simplemente plantarme en una posición tibia, al menos para esta tarea puntual a la que me dediqué. Así que, tal vez con intenciones de experimentar, de probarme, permití que “saliera” lo que sentí, al menos por esta vez.

Con respecto a cuestiones más técnicas, me resultarían útiles los comentarios acerca de la forma en la que estructuré el texto, si los argumentos que empleo, la tesis, etc son reconocibles, lo suficientemente claros, o cuál es su percepción al respecto.

Universidad Pública vs Universidad Privada


En los últimos años hemos sido testigos de la aparición/surgimiento de una gran cantidad de universidades privadas. La matrícula de estas instituciones aumenta con el paso del tiempo, mientras que lo opuesto sucede con la universidad pública, particularmente la Universidad de Buenos Aires. Múltiples motivos son los que desembocan en esta situación, en medio una fuerte crisis de la educación pública, en tiempos en que la UBA es blanco de numerosas críticas.

En este marco, resulta fundamental reflexionar acerca de la importancia de la Universidad pública, y, debido a su estrecha vinculación, de esta forma acercarnos a una pregunta fundamental: ¿qué modelo de país es el que buscamos?

Son numerosos los argumentos esgrimidos contra la universidad pública: las cuestiones políticas que se convierten en una realidad sumamente visible y cercana a los estudiantes en términos cotidianos, la fuerte carga ideológica, las irregularidades en el calendario académico, las complicaciones administrativas, las dificultades que para algunos plantea la formación ofrecida, y la lista sigue.

Muchos prefieren obviar estas circunstancias. Las universidades privadas ofrecen un ambiente ordenado y aséptico de estudio: dentro de impolutas aulas equipadas con aire acondicionado, con horarios perfectamente regulado, sin paros docentes que provoquen interrupciones en el curso sin sobresaltos de las clases, los estudiantes se preparan para desempeñarse dentro de una realidad que dista mucho de parecerse a estas cápsulas educativas. Y todo esto, solamente a cambio de una pequeña fortuna por mes.

Es real que la Universidad de Buenos Aires atraviesa tiempos convulsionados. Desde problemas edilicios hasta un caos administrativo, pasando por conflictos gremiales, todo atenta contra la universidad pública. Casualidad o no, júzguelo por sí mismo; aunque es innegable que esto pareciera trabajar curiosamente en función de aquellos que creen que la privatización es la mejor, y tal vez única, solución posible.

Sin embargo la UBA se mantiene en pie, y no sólo eso, sino que continúa formando a los más importantes profesionales del país, contribuyendo con investigaciones y proyectos; sobreviviendo a los obstáculos.

Aún aquello que es señalado como lo peor que tiene para ofrecer, puede ser contemplado como una ventaja, como algo que, en la actualidad, sólo ofrece la educación pública: la universidad debería ser el ámbito de formación política por excelencia, donde se impulse el compromiso y la participación en la democracia, un ámbito de debate y puesta en común, donde el conflicto sea visto como una posibilidad de avanzar con la superación y no como algo que debe ser tapado, evitado. La actualidad nos ofrece un panorama que no concuerda con estas ideas: basta con ver cómo las intervenciones en las aulas de estudiantes pertenecientes a agrupaciones políticas estudiantiles, son vistas como la peor ofensa y posible y comentadas con horror. Tal vez encontramos aquí uno de los motivos que engrosan las listas de estudiantes inscriptos en universidades privadas.

Es necesario reconocer, sin embargo, que las condiciones de cursada, los problemas de calendario, entre otras situaciones, acaban por ir en contra de los principios de la universidad pública. Muchos estudiantes que se ven obligados a trabajar a la par que estudian (los cuales constituyen la inmensa mayoría, y dentro de los cuales, sería lógico encontrar que la mayor parte de ellos es del origen más humilde), viajar desde puntos lejanos de la provincia o aún del país, encuentran imposible sortear estas dificultades extra académicas, por lo cual deben abandonar la carrera, para en algunos casos, aquellos que pueden, retomarla en universidades privadas sin prestigio, pero que tan sólo por pagar por asistir a clases, garantizan un horario ordenado, un trato condescendiente y un título seguro. Actuando como filtro, esto resulta en un estudiantado sumamente homogéneo en cuanto al estrato social del que provienen: clase media, que ha recibido una educación primaria y secundaria casi privilegiada, en su mayoría que no cuenta con su trabajo como único medio para mantenerse, etc.

Lo cierto es que todo en este punto, y frente al hecho innegable de que la educación es la piedra base que define cualquier sociedad, regresamos a la pregunta planteada anteriormente: ¿qué modelo de país pretendemos? ¿Qué profesionales buscamos que guíen su desarrollo? ¿Críticos, cuestionadores, inquietos, capaces de producir su propio conocimiento con las herramientas que les son dadas, o sumisos, conformistas, que tratan de hacer equilibrio sin desestabilizar, sin impulsar cambios, sin arriesgar?

Se trata también de establecer prioridades, de comprometerse con valores. Decir sí a las universidades privadas es aceptar que la educación no es un derecho para todos sino una mercancía negociable, que el conocimiento debe permanecer en manos de pocos, es regirse con las reglas del mercado y no de la equidad de la democracia. La UBA navega en tormentosas aguas, y se las arregla gracias al esfuerzo de docentes con enormes convicciones y compromiso, para seguir a flote; símbolo de la movilidad social que en algún momento permitió (y que aún hoy, a pesar de los obstáculos, sigue permitiendo) que hijos de analfabetos se conviertan en médicos, símbolo del país que muchos queremos.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Reseña de Río Arriba: Buscando raíces


Una historia familiar, un ingenio azucarero, un bisabuelo enaltecido por todos sus sucesores y a quien hay que agradecerle los sacrificios hechos por la familia, varias preguntas alrededor del asunto que pinchan el costado. Las raíces no siempre se encuentran bajo la tierra. A veces, como para Ulises de la Orden, las raíces están río arriba.

Río Arriba es el documental dirigido por Ulises de la Orden filmado estrenado en el 2005, que indaga sobre su historia familiar y a la vez, sobre la historia de un pueblo. Emprende su viaje desde Constitución con su mochila y las incógnitas que pretende revelar rumbo a Iruya, en Salta. En etapas, a pie, a dedo, en la parte de atrás de un camión, en colectivo; su viaje hacia el corazón de la cultura kolla comienza en Tucumán, donde algunos familiares ya mayores le confirman lo vigentes que permanecen algunas creencias en la mente de las personas que vivieron para contar la historia y disfrutar de ella. Pero Ulises sabe que hay más que eso, y sabe también que debe adentrarse en la cordillera para conocer la otra cara de la moneda, lo que el progreso arrasó, dejó atrás y nunca regresó a reparar.

A través de paisajes casi demasiado hermosos para ser verdad, cerros brumosos y soles que rajan la tierra, de la Orden avanza río arriba hasta la soledad de las ruinas de lo que alguna vez sostuvo la vida de las comunidades kollas: sus terrazas, su dignidad; encontrando en el trayecto gente que revelarán algunas de sus preguntas, que hablando desde la sabiduría que poseen sólo aquellos que saben escuchar a la Naturaleza con lo oídos y sobre todo con el corazón, conforman el plato fuerte de la película, y una verdadera llamada de atención para nosotros, los habitantes urbanos, los que vinimos después , siempre ciegos ante la historia de los verdaderos dueños de la tierra.

Con numerosos premios cosechados, Río Arriba ha sido proyectada en festivales de cine y documentales alrededor de todo el mundo, esparciendo su cuestionamiento al insaciable avance de la cultura occidental en nombre del progreso y denunciando los estragos producidos por él. Sin embargo, el documental constituye tan solo una muestra más de las consecuencias sufridas por los pueblos originarios latinoamericanos. Está en nuestras manos qué hacer con su mensaje.

lunes, 13 de octubre de 2008

Ficha de Lectura: La Isla de los Mapas Perdidos de Miles Harvey



Sobre el autor y el libro

Periodista y escritor norteamericano, Miles Harvey se graduó en 1984 de la Universidad de Illinois. Trabajó para publicaciones como United Press International, In These Times y Outside. Para esta última revista escribe un artículo en 1997 llamado "Mr. Bland's Evil Plot to Control the World", basado en la historia del ladrón cartográfico Gilbert Bland. Esto despierta una fascinación tal en Harvey, que, sumada a una obsesión por los mapas heredada de su padre, se convertirá en el origen y disparador de su libro La Isla de los Mapas Perdidos. El libro, publicado en el 2000, se convirtió en best seller.
Harvey escribió también cuentos cortos para The Michigan Quarterly Review, The Sun y Nimrod, entre otras publicaciones.
Además de La Isla de los Mapas Perdidos, ha publicado Painter in a Savage Land: The Strange Saga of the First European Artist un Norht America y la colección Look What Came From….
Actualmente enseña en la Universidad de Northwestern y New Orleans y reside en Chicago con su esposa e hijos.


Síntesis

-Introducción: Aguas desconocidas

En este primer fragmento, Harvey va a describir, partiendo de dos artículos que desde la pared del cuarto en el que se encuentra escribiendo, cómo es que encontró sus motivaciones para dedicarse a La Isla de los Mapas Perdidos.
Así es que frente a él se encuentra un recorte del libro de consultas Who Was Who in World Exploration el cual resume la vida de Cornelious Houtman, un navegante y comerciante holandés del siglo XVI que junto con su hermano Frederick fueron encomendados con la tarea de conseguir las valiosas cartas de navegación portuguesas para el usufructo holandés. El fragmento representa para Harvey un recordatorio del poder de los mapas, de todo lo que los hombres pueden llegar a hacer para tenerlos en sus manos. Tal vez por esto, Harvey se declara, no un especialista, pero un “contemplador extasiado de las cosas cartográficas”.
De la mano de los Houtman y el papel desempeñado por ellos, realiza un recorrido histórico acerca de las disputas entre países exploradores en siglos pasados, y se concentra en la rivalidad entre Portugal y Holanda.
El segundo artículo en la pared de Harvey, es una noticia publicada en The Chicago Tribune sobre el ladrón de mapas, Gilbert Bland. Aparentando no tener más intenciones que revisar los libros raros de las bibliotecas, Bland lograba recortar los mapas de los libros y escapar con ellos, lo cual había sucedido en numerosas ocasiones y en distintas partes del país.
Para Harvey, quien en ese entonces permanecía leyendo y escribiendo sobre aventuras para la revista en para la cual trabajaba, Outside, pero sin embarcarse en una él mismo, la historia de Bland funcionó de disparador para numerosos interrogantes: ¿Qué motivación impulsa a una persona a robar mapas como lo hacía él? ¿Qué poder ejercían estos objetos? ¿Era el impulso de coleccionarlos y acopiarlos lo que movía a Gilbert, o se trataba sólo de un ladrón que provee al mercado negro movido por el dinero?
Harvey descrubrirá en Gilbert Bland al “Al Capone de la cartografía” y deberá rellenar, interpretar, encontrar sentidos, investigar su vida de la misma manera que tantas veces lo hizo con los mapas que admiraba, y sin darse cuenta, se adentra en su propia aventura.


- Capítulo 5: Cómo hacer un mapa, cómo llevarse un mapa

El segundo texto de Harvey se divide en dos partes.


1- Cómo hacer un mapa

Como indica el título, en este fragmento, se nos cuenta acerca de la confección de mapas, y de cómo esta implica múltiples etapas y la combinación de cantidad de disciplinas y conocimientos diferentes: la astronomía, sin la cual la cartografía no hubiese podido desarrollarse, la utilización de instrumentos de medición cuya invención data de siglos atrás, testimonios de todo tipo de personajes, etc. Porque está tarea, dice Harvey, es más que un arte o una ciencia; es alquimia. Es describir territorios en el sentido geométrico y al mismo tiempo en el poético, poder percibir la enorme cantidad de profundidades, matices y escalas. Así, los mapas requieren una planificación.
Después deben ser reproducidos, lo cual implica un complejo proceso aparte. Es necesaria la creación de una placa que sirva de molde para realizar nuevas copias, que luego deben ser impresas y coloreadas individualmente, por lo cual se convierte en un trabajo muy extenso y exigente.
Es por eso que la imprenta representa un cambio radical en la concepción del mundo a partir de mapas. Harvey lo resume en una frase: “Por primera vez el mundo entero puede ver al mundo entero en su conjunto


2- Cómo llevarse un mapa

En contraste con lo extenso de construir un mapa, robarlo y escapar con él, puede ser cuestión de segundos.
Y eso es lo que intenta mostrar Harvey dividiendo su capítulo en dos: el costo de hacer un mapa con todas sus implicancias, y la rapidez con que puede esfumarse si alguien se propone hurtarlo.
Así es que nos enteramos de cómo Gilbert Bland robaba sus mapas, escondiendo una hojilla de afeitar entre sus dedos y disimuladamente pasándola por el contorno del mapa, para luego huir.
Luego, Harvey se interroga acerca de los motivos por los cuales estos ladrones de mapas actúan.
Entonces aparece la idea de frontera, lo cual no es casual tratándose de expertos en cartografía. Harvey dice: “…no son simples líneas en papel, sino poderosas metáforas psicológicas”. Implican territorio prohibido, transgredir límites. Estas bibliotecas de las cuales los mapas son tomados, son también territorios prohibidos, análogas a los templos antiguos donde se guardaban los escritos sagrados.
Son distintos efectos los que puede generar la “profanación” del templo o, en este caso, la biblioteca, en el ladrón. Hay un impulso que puede surgir en la euforia de transgredir una frontera. Desde un enfoque psicológico, existen los cruzadores de fronteras compulsivos, como llama a quienes cruzaban el Muro de Berlín compulsivamente con el objetivo de pasar de un estado psicológico a uno mejor. Puede que el móvil de la transgresión, siguiendo en la misma línea, sea una búsqueda de la identidad o de un lugar al cual pertenecer. Tal vez sea simplemente movido por el placer de la apropiación.
En cualquier caso, las fronteras son poderosas herramientas de robo.


Resonancias

Los textos de Harvey recuperan temas tocados en el texto de Celia Güichal, Una metáfora viva, sobre el cual realizamos notas:



El mapa. El trazado del mapa es de alguna forma una variante al acto de nombrar. La relación territorio-mapa y la permanente tensión entre uno y otro: aunque el mapa represente al territorio, nunca llegará a serlo, siempre existirá lo imprevisto, lo real, separándolo.

Escritura y viaje como formas de aprender a ver.Para viajar no es necesario recorrer grandes distancias, sino cruzar una zona de frontera. Frontera física, geográfica. Frontera literaria, el comienzo y el final de un texto, etc. La zona de frontera representa peligro, no hay regreso a las cosas como eran antes una vez que se cruza la frontera (caso de Rodolfo Walsh).

El mapa y la frontera son dos de los principales conceptos del texto de Harvey. Sin embargo, se abordan los temas desde un punto de vista diferente.
Respecto del primero, Harvey no tiene en cuenta las distancias que propone el texto de Güichal. Para él, el mapa es una representación de la Tierra que puede guardar tantas profundidades y complejidades como la real, de ahí su fascinación.
En cuanto a las fronteras, tomadas por Harvey al indagar sobre los motivos que llevan a los ladrones de mapas a cometer su crimen, coincide ambos textos en la visión de que existen diferentes tipos de fronteras, no sólo físicas, sino literarias, psicológicas, etc. También en contemplarla como un punto de quiebre, que al atravesarla se produce un cambio en quien lo hace, una transformación en las cosas, una renovación.

Pensando nuevamente en las notas tomadas a partir de Una metáfora viva, había considerado para mi trabajo de argumentación, al menos como una primera idea, el tema de “El viaje y su narración”, para el cual se utilizan como referentes a Caparrós y Monteleone, y que tocan cuestiones como la mirada del viajero, la estrecha relación entre el viaje y la posibilidad de narrarlo, etc. La primera impresión sería que el texto de Harvey no se toca demasiado con estos temas. Tal vez el punto más cercano, que es común a todo viaje, que es lo que impulsa a Miles Harvey, tal vez a Gilbert Bland y a los ladrones de mapas, a los hermanos Houtman, a todo aventurero, sea la búsqueda. Búsquedas de todo tipo: de identidad, de un hogar, de un objeto, de una transformación.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Notas sobre textos sobre el Viaje

-Una metáfora viva, Celia Güichal

-Las figuras del viajero

-Citas sobre el viaje


Es justamente el viaje la metáfora viva de la que habla el título. Esto se apoya en la afirmación de que hay ciertas palabras “que tienen la capacidad de despertar imágenes desde algún lugar común del deseo y del misterio para comunicarlas con el plano de las ideas, los conceptos y con el territorio de los hechos y de la acción”. El viaje, afirma, es una de esas palabras capaz de “impulsar algún tipo de movimiento”, de “despertar fuerzas”.
A partir de esto, entonces, el texto toma algunos de estos movimientos y fuerzas, asociaciones, campos del conocimiento de la mente humana que se asocian al viaje y que este toca:

- La conexión del viaje con la escritura. Una misma paradoja en común, la profundidad se esconde en la superficie.

- Nombrar es ordenar, clasificar. Esta no es una acción neutra, sino que implica un ejercicio de poder. En este punto nombra a Mary Louise Pratt, quien remarca el carácter violento, aunque tal vez no demasiado evidente, de este acto en el caso de los viajes científicos y de las clasificaciones que se realizan.

- El mapa. El trazado del mapa es de alguna forma una variante al acto de nombrar. La relación territorio-mapa y la permanente tensión entre uno y otro: aunque el mapa represente al territorio, nunca llegará a serlo, siempre existirá lo imprevisto, lo real, separándolo.

- El viaje y su narración. Inseparables uno del otro desde su definición. Martín Caparrós se refiere al relato de un viaje que se realiza como una amenaza que obliga a agudizar la mirada, a afinarla, a observar aquello que no se observaría de otra forma. Esa mirada que da sentido al viaje y que se debe a la posibilidad de relatar un periplo.
Jorge Monteleone completa y refuerza lo dicho afirmando que relato y viaje son connaturales entre sí, y que es condición de existencia del viaje la posibilidad de ser narrado. Y va más allá: no sólo de ser narrado, sino de ser escrito; de ser escrito y también de ser leído.

- Regresar y narrar (vinculado con el punto anterior). La narración posterior a un viaje precisa de una distancia entre lo vivido para poder trasladarlo a palabras. Walter Benjamin es traído en este punto debido a la metáfora que este introduce: el taller medieval como espacio donde aparecen e interactúan dos figuras que conjugan las características del narrador, el maestro sedentario y el discípulo vagabundo.
Es importante que en este espacio del taller medieval que propone Benjamin, lo que sucede es que encuentran expresión las condiciones de escucha ideales, es el centro de la red de transmisión de la narración. Actualmente, debido a la falta de un espacio tal, esta red se encuentra desarmada, faltan esas condiciones de escucha.

- Viaje como forma de saber. Forma de conocimiento que implica el cuerpo, un saber indiciario. Carlo Ginzburg desarrolla esta noción. Estos conocimientos, según Ginzburg, se basan en la experiencia (se guía por indicios, huellas, señales, etc.) , no pueden ser formalizados como cualquier otro saber. La figura que representa este tipo de saberes del hombre, se encarna en la del cazador.

- Viaje y escritura. Escritura como forma de viaje. Elementos comunes a escritura y viaje.
El trazado del mapa se hace presente en ambos ámbitos con esa doble dimensión entre el orden y la planificación y lo imprevisto y la necesidad de que esto aparezca.
Marc Augé habla de la urgencia de aprender y volver a viajar a lugares cercanos, para así aprender a ver. Escritura y viaje como formas de aprender a ver.
Para viajar no es necesario recorrer grandes distancias, sino cruzar una zona de frontera. Frontera física, geográfica. Frontera literaria, el comienzo y el final de un texto, etc. La zona de frontera representa peligro, no hay regreso a las cosas como eran antes una vez que se cruza la frontera (caso de Rodolfo Walsh).

- Viaje y lectura. Indisociables. Viaje atravesado por entramados previos, Cardona dice “impresión de dèja vu”, se repiten situaciones narradas y hasta las propias palabras que se utilizan para hacerlo.
Ford se refiere a la frontera en este ámbito: cuando se cruza el umbral entre lectura y experiencia.

Así es que en los siguientes dos textos, Las figuras del viajero y Citas sobre el viaje, lo que encontramos son citas y definiciones que completan las “categorías” o los puntos importantes marcados en Una metáfora viva, en relación al viaje. Recopilan ejemplos más concretos de las fuerzas que el viaje como metáfora viva, de acuerdo a la definición dada, genera.
Mientras que el primero de estos dos textos describe y define en forma de entradas de diccionario (de hecho, algunas de las definiciones están extraídas de uno) las diferentes formas que el viajero puede tomar, el segundo expone citas que hacen referencia al viaje, algunas de las cuáles aparecen en Una metáfora viva y que aquí se ven ampliadas. Además, la mayoría de los subtítulos que organizan las citas a lo largo del texto, coinciden con los puntos de importancia del texto de Celia Güichal que expuse en estas notas.