miércoles, 7 de mayo de 2008

el mensajero


las pierdras saltaban sobre la superficie fría e impávida del lago.
el silencio más profundo.
nada se movía. el cielo gris amenazaba con nieve.
una línea de luz naranja apenas tocaba el filo de las montañas blancas.


alguien se acercó corriendo. entre respiraciones agitadas escuchó las noticias.
eran dos ahora los que corrían colina arriba. dos sombras.
una pila de piedras quedó abandonada junto al lago.
ya ninguna se movería de allí.


un aullido desgarró el cielo al tiempo que un trueno resonaba entre las laderas.
una bandada de pájaros levantó vuelo asustada.
se fueron, abandonaron la tierra maldita.

se oyó un vidrio romperse. se deshizo en mil pedazos.
las partes volaron con los vientos. nadie nunca podría arreglarlo.




1 comentario:

Delfi dijo...

Madi, muy lindo esto... Me dio la sensasión de estar en un lugar enigmático, misterioso, gris. Una idea de peligro, de extrañeza tal vez. Es quizás ese extrañamiento que a veces sentimos cuando estamos frente a algo totalmente desconocido, o diferente, y a lo que podemos temerle. Genial descripción. Saludos!